jueves, 7 de febrero de 2013

2503 (Remasterizado)


Aún no entiendo el motivo, pero desperté en una árida y desolada tierra, sin nadie a mí alrededor. Mi reloj indica que es mediodía, pero el cielo manifiesta un extraño color rojo, como el del ocaso...
...No... era aún más intenso, como el color de la sangre.
 El ambiente, la escena que me rodea, todo lo que observo es tan desesperanzador, que decido ir en búsqueda de una respuesta a mis interrogantes, pero no sé por dónde empezar ni hacia dónde ir, tampoco encontraba a alguien a quién preguntarle. A la lejanía diviso una gran torre y, con la esperanza que en ese lugar encontraría las respuestas que ando buscando, comienzo mi viaje.

Mientras camino, me encuentro con gente a la que le pregunto dónde me encuentro, pero no sabían responderme, sumergiéndose en sus desgracias personales. Empiezo a contemplar el desértico paisaje, y una lluvia de recuerdos invade mi mente, comenzando a involucrarme con lo que estoy observando y creyendo haber estado aquí antes. Pero ya nada es como lo visualizo en mi memoria;  donde alguna vez hubo frondosos bosques ahora sólo hay tierra árida y muerta, donde antes habían vastos lagos de agua pura y cristalina ahora sólo hay pequeños charcos de agua contaminada, y donde antes me encontraba con gente sintiéndose vivas y alegre por vivir, ahora sólo me encuentro con llantos, miseria, pobreza y la resignación de vivir en un mundo tan muerto como su propia carne.

Sigo en dirección a la torre, pero siento que no avanzo, a pesar de todo lo que he caminado, ya que la torre aún se ve muy lejana y el cielo no ha mostrado cambio alguno. Cansado por el trayecto, y con un calor infernal que vengo sintiendo desde que inicié mi viaje, me detengo para descansar por un momento. Miro mi reloj, y me doy cuenta que he caminado 8 horas y aún no he llegado a mi destino, por otra parte, no pierdo los ánimos y retomo mi ardua travesía, dándome ánimos para continuar, y  pensando que pronto anochecería y el calor cesaría.

Ya han pasado 2 horas desde la última vez que consulté mi reloj, son las 10:00, pero no puedo decir "de la noche", ya que todavía no oscurece; el cielo sigue con aquella tonalidad carmesí y el calor no cesa. Desesperado por la intensa fatiga que sentía, producto del cansancio, el hambre y la sed que en estos momentos ya se hacen notorios, desvío por un momento mi rumbo, en búsqueda de algún lago donde pueda beber agua fresca.
Sin embargo, a mi paso sólo encuentro lagos totalmente contaminados, inclusive, hay algunos del cual sale fuego de su interior, y al entender que toda búsqueda sería en vano, me siento en una roca para intentar recuperar fuerzas nuevamente y seguir con mi viaje. En ese instante, introduzco mis manos a los bolsillos de mi pantalón, donde encuentro dos cápsulas: En una de ella decía “agua” y en la otra “comida”, y sin pensarlo mucho me tomo ambas, ya que a estas alturas, hasta morir era una mejor opción que seguir con este desesperanzador trayecto, en el caso que las cápsulas no contuvieran lo descrito.

Con algo más de energía, creo que gracias a las cápsulas que me tomé, sigo avanzando hacia la torre. Ya es medianoche, pero eso no influye en el cielo, imponiéndose la particular coloración que antes he mencionado. Finalmente llego a la torre, pero me encuentro con una fila de aproximadamente 1Km, de gente que había llegado antes al lugar. El aspecto que tenían esas personas era deplorable, pero se notaban más cuerdos en comparación con la que me encontré en mi travesía.
Desconcertado por todo lo que observé durante mi agotador trayecto hacia la torre, le pregunté a una mujer que se encuentra en la fila si acaso me encontraba en aquel infierno que solía escuchar cuando era pequeño, y aquella chica me responde que hasta el infierno podría ser un lugar más habitable que donde estamos ahora.
Sorprendido por su respuesta, le explico que hasta ayer me encontraba en el planeta tierra, en el año 2013, y a la vez, le pregunté si acaso me encontraba en otro planeta o había caído en alguna otra dimensión. Al principio no quiso creer en lo que le estaba contando, pero después de afirmar con insistencia todo lo que le estuve explicando, pude sentir como comprimió su ira, y me respondió de manera muy serena, casi inerte, que si soy de esa época, es mejor que guarde silencio, ya que mencionar esos años es un tema tabú donde me encontraba actualmente. Luego agrega que nos encontramos 490 años después, que es el año 2503 y que todo lo que veo a mí alrededor es aquel hermoso planeta tierra, el mismo que mi generación comenzó a destruir...


C. Wolf. O'Donnell V.
07-Feb.-2013