jueves, 7 de febrero de 2013

2503 (Remasterizado)


Aún no entiendo el motivo, pero desperté en una árida y desolada tierra, sin nadie a mí alrededor. Mi reloj indica que es mediodía, pero el cielo manifiesta un extraño color rojo, como el del ocaso...
...No... era aún más intenso, como el color de la sangre.
 El ambiente, la escena que me rodea, todo lo que observo es tan desesperanzador, que decido ir en búsqueda de una respuesta a mis interrogantes, pero no sé por dónde empezar ni hacia dónde ir, tampoco encontraba a alguien a quién preguntarle. A la lejanía diviso una gran torre y, con la esperanza que en ese lugar encontraría las respuestas que ando buscando, comienzo mi viaje.

Mientras camino, me encuentro con gente a la que le pregunto dónde me encuentro, pero no sabían responderme, sumergiéndose en sus desgracias personales. Empiezo a contemplar el desértico paisaje, y una lluvia de recuerdos invade mi mente, comenzando a involucrarme con lo que estoy observando y creyendo haber estado aquí antes. Pero ya nada es como lo visualizo en mi memoria;  donde alguna vez hubo frondosos bosques ahora sólo hay tierra árida y muerta, donde antes habían vastos lagos de agua pura y cristalina ahora sólo hay pequeños charcos de agua contaminada, y donde antes me encontraba con gente sintiéndose vivas y alegre por vivir, ahora sólo me encuentro con llantos, miseria, pobreza y la resignación de vivir en un mundo tan muerto como su propia carne.

Sigo en dirección a la torre, pero siento que no avanzo, a pesar de todo lo que he caminado, ya que la torre aún se ve muy lejana y el cielo no ha mostrado cambio alguno. Cansado por el trayecto, y con un calor infernal que vengo sintiendo desde que inicié mi viaje, me detengo para descansar por un momento. Miro mi reloj, y me doy cuenta que he caminado 8 horas y aún no he llegado a mi destino, por otra parte, no pierdo los ánimos y retomo mi ardua travesía, dándome ánimos para continuar, y  pensando que pronto anochecería y el calor cesaría.

Ya han pasado 2 horas desde la última vez que consulté mi reloj, son las 10:00, pero no puedo decir "de la noche", ya que todavía no oscurece; el cielo sigue con aquella tonalidad carmesí y el calor no cesa. Desesperado por la intensa fatiga que sentía, producto del cansancio, el hambre y la sed que en estos momentos ya se hacen notorios, desvío por un momento mi rumbo, en búsqueda de algún lago donde pueda beber agua fresca.
Sin embargo, a mi paso sólo encuentro lagos totalmente contaminados, inclusive, hay algunos del cual sale fuego de su interior, y al entender que toda búsqueda sería en vano, me siento en una roca para intentar recuperar fuerzas nuevamente y seguir con mi viaje. En ese instante, introduzco mis manos a los bolsillos de mi pantalón, donde encuentro dos cápsulas: En una de ella decía “agua” y en la otra “comida”, y sin pensarlo mucho me tomo ambas, ya que a estas alturas, hasta morir era una mejor opción que seguir con este desesperanzador trayecto, en el caso que las cápsulas no contuvieran lo descrito.

Con algo más de energía, creo que gracias a las cápsulas que me tomé, sigo avanzando hacia la torre. Ya es medianoche, pero eso no influye en el cielo, imponiéndose la particular coloración que antes he mencionado. Finalmente llego a la torre, pero me encuentro con una fila de aproximadamente 1Km, de gente que había llegado antes al lugar. El aspecto que tenían esas personas era deplorable, pero se notaban más cuerdos en comparación con la que me encontré en mi travesía.
Desconcertado por todo lo que observé durante mi agotador trayecto hacia la torre, le pregunté a una mujer que se encuentra en la fila si acaso me encontraba en aquel infierno que solía escuchar cuando era pequeño, y aquella chica me responde que hasta el infierno podría ser un lugar más habitable que donde estamos ahora.
Sorprendido por su respuesta, le explico que hasta ayer me encontraba en el planeta tierra, en el año 2013, y a la vez, le pregunté si acaso me encontraba en otro planeta o había caído en alguna otra dimensión. Al principio no quiso creer en lo que le estaba contando, pero después de afirmar con insistencia todo lo que le estuve explicando, pude sentir como comprimió su ira, y me respondió de manera muy serena, casi inerte, que si soy de esa época, es mejor que guarde silencio, ya que mencionar esos años es un tema tabú donde me encontraba actualmente. Luego agrega que nos encontramos 490 años después, que es el año 2503 y que todo lo que veo a mí alrededor es aquel hermoso planeta tierra, el mismo que mi generación comenzó a destruir...


C. Wolf. O'Donnell V.
07-Feb.-2013       

martes, 15 de enero de 2013

2503


Aún no entiendo el motivo, pero desperté en una árida y desolada tierra, y en medio de la nada, donde a mi paso sólo escucho llantos, y puedo observar miseria y pobreza.

Mi reloj me indica que es mediodía, pero el cielo manifiesta un peculiar color rojo, como el del ocaso...
...No... era aún más intenso, como el color de la sangre. A la lejanía divisaba una gran torre, y decido dirigirme a ella, en búsqueda de una respuesta a mis interrogantes. Mientras camino y contemplo el desértico paisaje que se encuentra a mi alrededor, una lluvia de recuerdos invaden mi mente y comienzo a involucrarme con lo que estoy viendo, creyendo haber estado aquí antes. Pero nada es como recuerdo, donde alguna vez hubo frondosos bosques y vastos lagos de agua pura y cristalina, ahora solo hay tierra muerta y lagos contaminados.

Sigo en dirección a la torre, pero por más que camino, siento que nada avanzo y el calor es cada vez más insoportable.
Miro mi reloj, son las 8 de la tarde, he caminado 8 horas y aún sin llegar a mi destino, por otra parte, me doy ánimos pensando que ya pronto va a anochecer y este calor infernal se habrá disipado. Sediento y con mucha hambre, sigo el camino. Han pasado ya 2 horas, son las 10:00, pero no puedo decir "de la noche", ya que todavía no oscurece. El cielo sigue con aquel color carmesí y el calor no cesa. Desesperado por la sed y el hambre que siento, empiezo la búsqueda de algún lago donde pueda beber agua fresca, sin embargo, a mi paso sólo encuentro lagos totalmente contaminados, inclusive hay algunos del cual sale fuego de su interior. Al entender que toda búsqueda sería en vano, continuo con mi agotador camino, e introduzco las manos a los bolsillos de mi pantalón, donde encuentro dos cápsulas, una de ellas decía "agua" y la otra "comida". Sin pensarlo mucho me tomo ambas, y con eso, recupero en parte mis energías.

Ya es medianoche pero eso no influye en el cielo, imponiéndose la particular coloración que antes he mencionado. Finalmente llego a la torre, pero una fila de más de 1Km y con más de un millón de personas en ella, me obliga a detenerme. Totalmente desconcertado por todo lo que observé durante mi agotador trayecto hacia la torre, le pregunté a la última persona que se encuentra en la fila si acaso me encontraba en aquel infierno que solía escuchar cuando era pequeño, y aquella chica me responde que hasta el infierno podría ser un lugar más habitable que donde estamos ahora.

Sorprendido por su respuesta, le explico que hasta ayer me encontraba en el planeta tierra, en el año 2013, y a la vez, le pregunté si acaso había caído en otro planeta o encontraba en alguna otra dimensión. Al escuchar mis palabras, pude sentir como comprimió su ira, y me respondió de manera muy serena, casi inerte, que si soy de esa época, es mejor que guarde silencio, ya que mencionar esos años en esta fila es un tema tabú en la fila donde me encontraba. Luego agrega que nos encontramos 490 años después, que es el año 2503 y que todo lo que veo a mí alrededor es aquel hermoso planeta tierra, el mismo que mi generación comenzó a destruir...




Charles Wolfgang O'Donnell Vánagandr
15-Ene.-2013 

lunes, 17 de diciembre de 2012

Helena


Avanza Helena, hacia la cuna del amor
Menos por placer, más por imposición
Comienza a sentir en sus mejillas el rubor
Que del próximo hastío es premonición
Pero al menos el consuelo ha de quedar
Que pocas noches más tendrá esta sensación
Pues pronto aquél oficio ha de dejar
Y hará de su vida una canción.

El hombre de la corbata
Con voz de tierra mojada
Viene a encender la fogata
De las pasiones que no encuentra en su morada
Casi siempre el mismo atuendo
Pocas veces la misma cara
No acompañan a Helena sintiendo
Como su interior se descascara.
Llega Helena a la puerta
Su mano toca el pomo
Suspira con la boca entreabierta
Y avanza acopiando un poco de su aplomo
Dentro, el hombre de la corbata
La mira desde rostro desconocido
Con fuerza de titán le arrebata
Hecho jirones lo que fue su vestido
Mientras la mente de Helena
Intenta perderse en el olvido
Alejarse un poco de la pena
Y esperar a que el bruto embravecido
Se descargue de la mierda de su entrepierna

Ya pasado el primer embate
El hombre de la corbata descansa
Helena espera en un mundo aparte
Donde aquel bruto, su mente no alcanza
Pero el hombre de la corbata
Se vuelve a levantar
Y ante la indiferencia de Helena
Un arma asiste en desenfundar
Con una almohada ahoga el ruido
Para que no se escuche en vecindad
El disparo que no ha permitido
Que Helena llegue a conocer la felicidad

Un hilo de sangre, se cuela por su boca
Mientras la conciencia de helena por momentos se agudiza
Con ira observa al hombre de la corbata
Mientras su cuerpo aun es víctima cuando ella agoniza
Lágrimas y sangre se mezclan
Ambas tibias en su mejilla
El hombre de la corbata se marcha
Dejando un par de billetes en la silla
Lo que luego borrarán sus huellas como la escarcha….




José Millaqueo Lautraman

martes, 6 de noviembre de 2012

Sombras...



¿Serán simple juego de luces, o más bien una parte oculta de nosotros mismos?
Generalmente las vemos cada día y noche, a cada segundo, en cada instante...
¿Qué escondemos tras una sombra?

Creo que al ocultarnos podemos demostrar cosas que a simple luz y vista de todos no haríamos. Demostramos amor o pasión, la atracción del uno al otro, o en otros casos, violencia e imprudencia con nuestras propias vidas y con las vidas de quienes nos rodean.


Podría decirse, entonces, que las sombras, la oscuridad, y en general, la noche, es una especie de máscara, con la que nos volvemos libres, valientes e invulnerables, a tal punto de transformarnos en unas bestias, dominadas por nuestros impulsos, deseos, necesidades, o la adrenalina de saber que estamos rompiendo las reglas y normas que las sociedad considera como éticamente correctas.

Fue una sombra la que me llevó a escribir este primer microcuento. Una sombra, en la noche, en el lugar que ocupo para caminar, reflexionar y observar a aquellas personas que por sentirse libres, plenas, por sentir la adrenalina de estar infringiendo la ley o ser descubiertos por alguien en pleno acto, por pasar un rato de satisfacción personal, o simplemente por no tener un lugar físico donde juntarse, demuestran su necesidad de sentir afecto, pasión y lujuria mutua, buscando los lugares más recónditos y sombríos de Santiago, donde no cruce haz de luz alguno.

C. Wolf. O'Donnell
22-Mar.-2012

El poder de seguir adelante (proyecto) Parte III (Final)


(...)          De pronto, algo terrible ocurre, Andross, el enemigo que hace 15 años fue derrotado por Lebasi, volvió para cumplir su promesa. Desde lo alto, Sid podía observar como todos los superhombres del planeta estaban siendo derrotados por el terrible villano, pero a Sid no le importaba, sólo lloraba.  En el campo de batalla, el padre de Link exhausto, dice que este es el fin del planeta, porque nadie puede enfrentarse a un enemigo tan poderoso. POC-Lycos y Link se miran entre ellos y dicen que sólo hay una persona que puede enfrentarlos. Y con el poder del viento que Link tenía, se impulsaron hasta llegar a la copa del Gran árbol sabio.

– Maestro POC, Link ¿Cómo sabían que estaba acá? – Pregunta Sid, sorprendido de verlos.

– Sabíamos que cuando te deprimes escalas al gran árbol – Responde el maestro POC.

– Como sea ¿Qué están haciendo acá, porque no están luchando? – Pregunta Sid.

– No podemos con el enemigo, es muy poderoso. ¡Necesitamos de tu ayuda! – Responde Link.

– ¿De mi ayuda? Jeh! No lo creo. ¿De qué les va a servir la ayuda de una persona que no tiene poderes? – Responde Sid, muy deprimido.

– Ellos están aquí porque confían en ti, hijo mío. – Interviene el Gran árbol sabio.

– ¿Confían en mí? ¡Yo confié en lo que ustedes me dijeron, y no fue cierto! ¡No tengo superpoderes, y nunca los tendré, nunca seré aceptado por los demás! Tú, maestro, y tú también, Gran árbol, son unos mentirosos. – Responde Sid, llorando, y con mucha rabia y rencor.

– ¡Claro que lo tienes! – Responde Link, dándole una bofetada a Sid. – Discúlpenme, maestro POC, Gran árbol sabio, pero si no hubiera sido por ti, amigo mío, si tan sólo te hubiera visto una vez darte por vencido, nunca podría ser el héroe que soy ahora, pero me apena saber que hayas utilizado tu poder sólo para ser aceptado por todos, y no para aceptarte a ti mismo. Tu poder es el más grande de todos, y ninguno de los héroes que están luchando ahora lo tienen. Ahora nos tenemos que ir a seguir luchando con el enemigo, pero si realmente te aceptas, esperaré tu llegada al campo de batalla. – Y con esas palabras, Link se retira del lugar, en compañía del maestro POC.

               Al escuchar esas palabras, hace memoria de todo lo que ocurrió en la academia de superhéroes, y en el transcurso de su vida, se acuerda de todas las veces en las que dijo que nunca se rendiría, en todo lo que luchaba para adaptarse al planeta, y entonces conversa con el Gran árbol.

– Gran árbol ¿Entonces mi poder es nunca darme por vencido? – Pregunta el niño.

– Así es, hijo mío. Pensé que lo ibas a descubrir, pero la obsesión que tenías por ser aceptado, te hizo ciego. Pero yo siempre lo vi, POC y Link también se dieron cuenta. – Respondió el gran árbol.

– Ahora que sé que poder tengo, no debo estar triste, porque tengo gente que confía en mí, y espera a que ayude con mis poderes. – Responde Sid, recobrando los ánimos.

– Así se habla, hijo mío, ahora ve a ayudarnos, y salva el planeta. – Le encarga el gran árbol.

– ¡Cuenta conmigo gran árbol! – Le responde Sid, y se fue corriendo al campo de batalla.

Al llegar al lugar, ve que todos los superhéroes están cansados, y sin energías y cuando un rayo iba a llegarle a Link, Sid lo cubre con su escudo. Link y POC-Lycos, se alegran de que haya llegado, y Sid les dice que tiene una idea para derrotar al enemigo, pero que necesita que los superhéroes se retiren y prepara la estrategia. POC-Lycos levanta una cortina de humo y grita la retirada. En el escondite, Sid se pone a hablar.

– Tengo una idea de como terminar con el enemigo. – Les dice Sid a todos los superhéroes que se encontraban en el escondite.

– Jah! El niño sin poderes viene a proponernos una idea. ¡No te molestes, no necesitamos la ayuda, de alguien que no puede ni volar! – Le dice el padre de Link, resignado a que perdió la batalla.

– ¡Papá, si me quieres, escúchalo por favor! A él le debo todo lo que aprendí en la academia­. – Le dice Link, tratando de calmarlo.

– Sólo les pido que me escuchen una vez, por favor. – Les pide Sid.

– A ver ¿Cuál sería esa idea?­ – Pregunta el padre de Link.

– Necesito saber si les queda las fuerzas suficientes como para seguir peleando. – Pregunta Sid, y todos los superhéroes responden que les queda energía como para realizar un último ataque.

– Con eso está bien, mi idea es que se haga un ataque ordenado. –

– ¿Y a eso haz venido? ¡Mejor te hubieras quedado llorando donde el Gran árbol, porque eso ya lo intentamos, y no tuvo éxito, porque ese monstruo absorbe los poderes, no importa en qué orden los lancemos! – Responde el padre de Link.

– Todavía no termino, señor. – Dice Sid, interrumpiendo al padre de Link. – En el momento en el que empiece a absorber los poderes necesito a Link y al maestro POC-Lycos,  porque  los tres somos los más hábiles con las técnicas de espada. –

– Derrotarlo con técnicas de espada ¿Estás loco? Es lo más inútil que he escuchado en mi vida como general de los superhéroes. Seguramente no resultará. – Responde el padre de Link.

– Puede que tenga razón, señor. No les puedo asegurar que esta estrategia resulte, pero antes de rendirme, lucharé cuanto sea necesario por proteger a mi gente y mis seres queridos. Prefiero mil veces morir luchando y sabiendo que di todo de mí para intentar derrotar al enemigo, que sentarme en una esquina, a esperar mi muerte y sin hacer algo para evitarlo, resignándome a la derrota. – Esas palabras de Sid, llenaron de confianza y motivación a los superhéroes.

– ¡Así se habla, mi pequeño discípulo! ­– Le dice POC a Sid. Luego pregunta – ¿Quién está con Sid? – A lo que todos los superhéroes que estaban en el escondite lo apoyaron, menos el padre de Link.

– Bien, les agradezco su ayuda, pero antes de ejecutar la estrategia, necesito ver al enemigo más de cerca. No sé por qué, pero sé que tiene un punto débil y debo estar seguro cual es. Por eso es que te necesito Link, y a alguien que sepa telepatía. – Les dice Sid.

– Yo sé telepatía, mi querido discípulo. – Dice el maestro POC.

– ¡Perfecto, maestro POC! La verdad que en estos 5 años en la academia, nunca le pregunté que poderes tenía. – Le dice Sid al maestro POC, con una risilla.

– Espera ¿¡Por qué tiene que ir mi hijo!? En ese caso, envía a cualquier persona mayor contigo, pero no a mi hijo. No dudo de su fuerza, pero dudo que tenga la fuerza suficiente para tu alocada y estúpida idea. – Le dice el padre de Link a Sid, preocupado y nervioso por enviar solo a su hijo al campo de batalla.

– Se equivoca otra vez, señor, su hijo es mucho más fuerte que usted, porque en la academia, él se dio cuenta que el poder no lo es todo. Además es la única a la persona que defendería con mi vida. – Le responde Sid.

– Está bien, entonces, hagan lo que quieran. – Dice resignado el padre de Link.

– Bien, entonces, necesito que todos lo héroes que se encuentran aquí descansen y recuperen toda la energía que puedan. Link y yo nos enfrentaremos con el enemigo, y el maestro POC será nuestro puente de comunicación. – Son las instrucciones que Sid entrega, y todos los presentes la aceptan.

Después de dar las instrucciones, Sid, el maestro POC y Link, se dirigen al campo de batalla, y mientras van en camino, Sid le pide a su maestro que no pelee y que mientras espere una señal para llamar a los demás superhéroes, se mantenga alejado del campo de batalla. El maestro POC piensa que la petición de Sid es algo arriesgada, pero al ver la seguridad y determinación de Sid, finalmente acepta y se separa para observar la señal desde el edificio más alto.

Cuando llegan al campo de batalla, Andross empieza a atacarlos, pero ellos esquivan los ataques.

– Link ¿¡Cuánta energía te queda!? – Grita Sid.

–  ¡Toda la que necesites! – Responde Link.

– ¡Perfecto! Necesito que lances uno de tus poderes, da lo mismo cual sea. – Le indica Sid, y Link lanza su poder de agua.

– ¡Eso es inútil! – Les dice Andross, y se pone en posición para absorber el poder, la que Sid observa detenidamente.

Y mientras Link lo sigue atacando con su poder, Sid le da un espadazo en el estómago, pero Andross tenía un campo de fuerza, y Sid sale disparado por los aires.

– Sid ¿Estás bien? ­– Grita Link.

– Sí. Estoy bien. – Responde Sid.

– ¡Ja ja ja! ¿De verdad pensaron que me iban a derrotar con eso? ­– Les dice Andross, burlándose de ellos.

– Link, ataquemos con la espada, pero ten cuidado, lo más probable es que te devuelva el poder de agua que absorbió de ti, entre los otros poderes que absorbió de los demás. Acuérdate de nuestro primer enfrentamiento. – Le indica Sid.

– ¡Entendido Sid! – Le dice Link. Y comienzan a atacarlo.

               Sid encontró algo raro en los ataques de Andross, ya que sólo lanzaba el poder de agua que absorbió de Link, a pesar que antes había absorbido el poder de los demás. Le comentó a Link sobre esto, y le pidió que lo atacara con otro poder que no sea de agua. Y Link lo ataca con el poder de la tierra, pero Andross se coloca en posición de absorber poderes. Sid esperaba esa posición, y mientras Link lo seguía atacando, Sid le entierra su espada en la gema central de su frente. Piensa que derrotó al enemigo, pero la gema se regenera rápidamente y Sid nuevamente sale disparado por los aires. Andross se enfurece y empieza a lanzar reiteradamente los poderes de agua y tierra que absorbió de Link, luego de un rato, sólo lanza el poder de tierra, y así, Sid se dio cuenta que el puede lanzar un poder por un límite de tiempo y sólo de la forma en que se lo lanza el contrincante.

– “Solo un poco más” – Piensa Sid, mientras le comenta a Link lo que descubrió de Andross.

– Link, necesito que lances un  último poder, esta vez combina el poder del agua con el del rayo, como te enseñé –  Le indica Sid.

– ¡Entendido Sid! – Responde Link, y le lanza el poder combinado, con gran parte de su fuerza. Mientras tanto, Sid le hace la señal al maestro POC, para que llame a todos los héroes que estaban descansando.

– ¿Estas entregando tus poderes a propósito enano? – Se burla Andross, mientras se coloca en posición de absorber poderes.

– Me está dando la oportunidad para atacarte – Le grita Sid, y le entierra nuevamente la espada en la gema central.

– ¡Es inútil! – Les dice Andross, y la gema nuevamente se vuelve a regenerar, lanzando a Sid otra vez por los aires, pero esta vez más alto que la anterior.

Cuando Sid iba a caer, aparece el maestro POC y lo salva de estrellarse en el piso. Con el maestro POC, aparece también el ejército de superhéroes dispuestos a pelear, y defender a los dos valientes guerreros.

– Maestro POC, necesito darle instrucciones a los guerreros de una manera rápida. – Le dice Sid.

– Pon tu mano en mi espalda y podrás hablar con todos ellos por medio de mi telepatía. – Responde POC.

– ¡Perfecto maestro! – Le dice Sid, y a través de telepatía se comunica con los superhéroes.

– Guerreros ¿Me escuchan?, Les habla Sid. Mientras les doy instrucciones solo esquiven los ataques de Andross. Él sólo puede lanzar el poder de tierra, agua y rayo que absorbió de Link, porque, sus poderes tienen un límite de tiempo. – Fueron las primeras indicaciones de Sid, la que los habitantes siguieron al pie de la letra. Luego siguió hablando. – Necesito que se junten todos aquellos que tienen poderes similares y los lancen ordenadamente. El enemigo tiene una pose para absorber los poderes pero deja desprotegida su cabeza, donde tiene tres gemas. No estoy seguro, pero creo que rompiendo las tres gemas al mismo tiempo se podremos eliminarlo. Aquí es donde necesito a Link y al maestro POC-Lycos, ya que nosotros tres tenemos la más poderosa de las técnicas de espada. Su trabajo es no dejar de lanzar sus poderes, porque así las gemas se demorarán más en regenerarse, y nos darán más oportunidad para coordinarnos. ¿Entendido?

– ¡Sí señor! – Grita la multitud, y comenzaron a ordenarse para lanzar sus poderes.

– ¿Estás seguro que esto resultará? – Le preguntan POC y Link a Sid.

– No estoy seguro, pero confío en que resultará. – Responde Sid.

– Entonces, nosotros también confiaremos en ti – Responde POC

– ¡Atrévanse, y será vuestra perdición!­ – Los amenaza Andross, se coloca en su posición para absorber poderes.

– ¡Ahora! – grita Sid. Y los superhéroes ordenadamente lanzan sus poderes, primero, los de fuego, después los de hielo, y así después cada uno de los centenares de grupos que se formaron.

               Cuando Andross comenzó a absorber los poderes, no se dio cuenta que Sid, Link, y POC-Lycos no se encontraban dentro de los grupos. Sólo los vio cuando ya estaban arriba de su cabeza, listos para enterrar sus espadas en cada una de las tres gemas que tenía Andross. Las tres gemas se destruyen al mismo tiempo y Andross, el enemigo más terrible de todos los tiempos, finalmente es derrotado, y su cuerpo se convierte en piedra.

Han pasado 15 años desde que se derrotó a Andross, y nunca más se supo de Sid. El maestro POC se retiró de la academia, y Link tomó el lugar como maestro, donde les contaba a todos sus discípulos la historia de su gran amigo, aquel héroe que salvó al planeta de una terrible amenaza y no tenía un poder visible, pero era el más poderoso de todos, que era el poder de nunca rendirse y seguir siempre adelante.



Charles Wolfgang O'Donnell
29-Oct.-2012

lunes, 5 de noviembre de 2012

El poder de seguir adelante (proyecto) Parte II


(...) Sid se dirigió al campo de entrenamiento con espada, y observó al muchacho entrenar. Después de 3 series de ataques con sus superpoderes, y viendo que no utilizaba técnicas, el pequeño empezó a hablar con él.

– Tu poder es grandioso, pero ¿no tienes técnicas de ataque?

– Yo te conozco, eres el rechazado, el protegido del maestro POC. Para que tú sepas, no necesito técnicas, eso es para la gente como tú, que no tiene superpoderes.

               A Sid le dio mucha rabia lo que el chico le dijo, pero se tranquilizó, porque a cada rato recordaba que su maestro confiaba en él para ayudar a ese insolente muchacho.

– ¿¡Ah, sí!? Para que tú sepas, el maestro POC, y el gran árbol me dijeron que yo sí tenía un poder, sólo falta que lo descubra. Además estoy seguro que una persona que sólo tiene técnicas como yo, puede derrotar a alguien que sólo lanza poderes como tú.

– ¿Quieres pelear? – Pregunta el muchacho, enfadado por lo que Sid le dijo.

– ¿Pelear? Esto sólo será como un juego para mí. – Le dijo Sid, aceptando el desafío.

El muchacho de la espada estaba furioso, y empezó a atacar a Sid con todas sus fuerzas, lanzándole todo los poderes que tenía. Sid esquivó los poderes con mucha facilidad, y se acercó al muchacho lo suficiente como para dejarlo sin movimientos y golpearlo suavemente en la cabeza con un palo.

– Admito que eres muy poderoso, pero si esta hubiera sido una pelea de verdad, ya estarías derrotado. El poder solo no sirve, debes mezclarlo con técnica para hacerte aún más fuerte. Además, cuando te vi entrenando, pude darme cuenta de dos cosas: la primera es que siempre tiras los poderes en el mismo orden, y la segunda, es que puedes sacar mucha ventaja de tus poderes, y en poco tiempo.
Otra cosa más, mi nombre es Sid, y no “Rechazado”, porque tengo la aceptación del Gran árbol y del maestro POC. Ellos confían en mí, pero me gustaría que tú también puedas confiar en que te puedo ayudar. 

– Discúlpame por ser tan grosero Sid. Mi nombre es Link. – Le responde el muchacho de la espada.

– No te preocupes Link, ya pasó. ¿Qué me dices entonces, te gustaría aprender técnicas de espada conmigo?

– Siempre pensé que el poder lo era todo, pero ahora me doy cuenta que las técnicas son muy importantes. Acepto, maestro, ayúdame con las técnicas por favor. – Responde Link, muy entusiasmado.

– No me llames maestro, porque todavía no lo soy. Sólo dime Sid, porque te quiero ayudar como alguien ayuda a un amigo. – Le dice Sid, mientras le da la mano.

– Está bien, amigo Sid. – Le dice Link mientras le estrecha la mano.

Sid y Link comenzaron a entrenar las técnicas, y a pesar que a Link le costaba mucho dominarlas, y en varias ocasiones quiso abandonar el entrenamiento, el pequeño Sid siempre le sonreía, y le daba ánimos para que siguiera intentándolo. Esas palabras siempre calmaban a Link, y Sid estaba feliz por haber forjado lazos de amistad con otra persona.

Una de las veces en que Link estaba triste por no resultarle una técnica muy difícil, y ahora sí había decidido dejar de entrenar, fue a ver a Sid, y observó el duro entrenamiento que tenía con el maestro POC. Quedó sorprendido, porque se dio cuenta que a Sid no siempre le resultaba fácil aprender nuevos movimientos, pero intentaba una y otra vez hasta que la técnica le resultaba, y en ese instante se dio cuenta del superpoder tenía.
“Si no puedo tener ese superpoder, me acercaré lo más que pueda a él.” Pensó Link, y siguió practicando las técnicas que Sid le había enseñado.

               Ya han pasado 4 años, y los muchachos se estaban graduando de la academia de superhéroes. Link aprendió muchas técnicas de espada y perfeccionó todos sus poderes, mientras que Sid, se convirtió en un maestro de las técnicas de espada, tan fuerte como el maestro POC, además de ser un experto con las estrategias de batalla.
En la graduación, Link obtuvo el 2do. lugar en toda la academia, y Sid el 1er. lugar. Sid aún no era aceptado por los habitantes del planeta, y a ellos, incluyendo al padre de Link, que era el máximo general de los superhéroes, no les pareció que un muchacho sin poderes obtuviera el primer lugar, humillando al pequeño en pleno acto. Sid no aceptó tanto rechazo, y se fue corriendo donde el Gran árbol sabio, donde escaló hasta la copa del árbol, se sentó y se puso a llorar...

domingo, 4 de noviembre de 2012

El Poder de seguir adelante (proyecto) Parte I



El poder de seguir adelante


En algún lugar del universo, existe un planeta donde todos sus habitantes tienen superpoderes, o bueno, casi todos, ya que había un niño que no los tenía.

Desde que era un bebé, Sid, el pequeño sin poderes, vivió al cuidado del Gran árbol sabio, protector del planeta, ya que Lebasi, su madre, fue derrotada por Andross, un enemigo muy fuerte. A pesar de ser vencida, Lebasi era una mujer muy poderosa, y fue la única que pudo pelear con este enemigo, que juró algún día volver a vengarse del daño que le hicieron, y a destruir el planeta.

A Sid todo le costaba más, porque el planeta donde vive no está adaptado para una persona sin poderes, pero él, siempre busca la manera de resolver sus problemas sin ayuda. A pesar de no tener problemas para adaptarse al planeta, era un niño muy solitario y triste, ya que no tenía amigos, y era rechazado por los habitantes del planeta por no tener superpoderes.

Cada vez que se deprimía, el Gran árbol sabio lo aconsejaba.

– Tienes que estar tranquilo, hijo mío. – Le decía el árbol. – Todos los habitantes de éste planeta tienen superpoderes, tu también.

– ¿¡Pero cuál es mi superpoder!? No puedo volar, ni tirar rayos por los ojos, ni tengo súper velocidad. – Decía Sid, con un poco de pena.

– Algún día te darás cuenta que no todos los superpoderes se pueden ver, hijo mío.

– Nunca entiendo lo que me quieres decir. – Dijo el pequeño, un poco confundido, y cuando ya se le había quitado la pena, le dijo al gran árbol – Bueno, no importa, estando contigo me olvido de toda esa gente mala. ¿Juguemos?

– ¿A qué quieres jugar? – Preguntó el gran árbol.

– Quiero escalarte, pero esta vez quiero que sea más difícil hacerlo, así que debes moverte muy fuerte.

– ¡Está bien, hijo mío! – Responde el gran árbol.
              
Y de esta manera, el pequeño Sid y el gran árbol se divertían, y a pesar que el árbol se movía más y más fuerte cada vez que jugaban, el niño siempre lograba llegar a la cima.

Los años pasaron muy rápidos, y en un abrir y cerrar de ojos, Sid cumple 11 años, edad en la que todo niño debe entrar a la academia de superhéroes.

– Gran árbol, no quiero ir a la academia. – Dice Sid, un poco nervioso.

– Debes ir hijo mío, es obligación de todo niño que cumple tu edad. – Le responde el gran árbol.

– Pero gran árbol, ¡No tengo superpoderes! ¿¡De qué les sirve alguien como yo en esa academia!? Y aparte que todos me odian. – Le dice Sid al gran árbol, un poco enojado.

– Ya te dije que todos los habitantes de este planeta tienen superpoderes. Si todavía no descubres el tuyo, en la academia podrás descubrirlo. – Le dice el árbol, de la manera más tierna posible.

¬ Está bien, iré a la academia, pero sólo lo haré por ti. – Dijo el pequeño, un tanto resignado.

– Gracias, hijo mío, eres un buen chico. Ahora necesito pedirte si por favor puedes ir a jugar a otra parte. Necesito hablar con alguien a solas.

– Está bien gran árbol, me llamas cuando termines. – le dice mientras se va a jugar por el vasto bosque del gran árbol. 

Y después de la conversación que tuvo con Sid, el gran árbol llama POC-Lycos, el maestro de la escuela de superhéroes.

– ¿Me mandaste a llamar, gran árbol?– Pregunta POC, haciéndole una reverencia al árbol.

– Sí, mi estimado POC. Te llamo para informarte que he decidido enviar a Sid a la academia. – Responde el árbol.

– ¡Pero ese niño no tiene poderes! ¿Estás seguro de enviarlo?

– ¿Tu también piensas eso POC? Los años te han hecho ciego. El muchacho tiene un poder que todos ustedes, grandes superhéroes han olvidado. No te lo diré, tu solo lo descubrirás. –

POC quería saber cuál era ese poder que todos los superhéroes habían olvidado, pero no se le ocurre cuál puede ser. Mientras lo descubría, sigue las instrucciones que el gran árbol le da, y entrena a Sid en todos los tipos de artes de espada existentes, y a pesar que los entrenamientos eran cada vez más difíciles, el pequeño siempre pudo hacerlos.

Ya pasó un año, y Sid se aprendió técnicas avanzadas con la espada, pero se equivocó al pensar que aparecería su poder sólo con dominar la espada. POC-Lycos ya se dio cuenta de su poder, pero le dijo que no podía decírselo, que el tenía que descubrirlo sólo, y esa era el desafío más complicado que tenía que realizar.

– Hablas igual que el gran árbol sabio, maestro POC. – Respondió Sid, un poco enojado.

– Discúlpame, mi querido discípulo, pero es la verdad, aunque te podría dar una pista. Piensa que en un año haz aprendido técnicas avanzadas del manejo de la espada, mientras que tus compañeros recién van en la etapa de principiantes con sus poderes.

– Entonces ¿Mi superpoder es la habilidad que tengo para aprender rápido? – Pregunta Sid, creyendo haber encontrado la respuesta.

– Te estas acercando, pero ese no es tu poder, ya te dije que tienes que descubrirlo tu solo. – Le dijo POC.

– ¡Oh! ¡Vamos maestro! ¡Dímelo! – Le dice Sid, empezando a jugar con él.

– ¡No! ¡No te diré más! – Le dijo POC, respondiendo al juego.

               A pesar de ser un maestro muy estricto, Sid se divertía mucho con POC-Lycos, y a POC le agradaba mucho el pequeño, y poco a poco empezaron a ser muy buenos amigos. Y aunque todos sus compañeros estaban muy envidiosos por los lazos de amistad que empezaron a crear, a Sid nada de eso le importó, porque POC fue la primera persona que lo aceptó, y por eso estaba muy contento.
Después de uno de los entrenamientos, POC se acerca a conversar con Sid, y le pide un favor especial.

– Sid, mi pequeño discípulo, necesito pedirte un favor.

– Dime maestro ¿En qué te puedo ayudar?

– ¿Ves al niño de ahí?

– ¿Aquel que está en la zona de entrenamiento con espada?

– Sí, el mismo. Él tiene el poder de invocar a los elementos de la naturaleza con su espada, pero no es hábil con las técnicas. Necesito que me ayudes a entrenarlo, porque a mí no me obedece.

– Pero si a ti no te obedece, maestro ¿Qué te hace pensar que conmigo será obediente?
Además, acuérdate que a parte de ti y el gran árbol, nadie más me acepta en el planeta. ¿Qué te hace pensar que ese chico lo hará? –

– Bueno, yo tampoco te aceptaba al principio, y ahora te estoy pidiendo este favor porque eres al discípulo que más quiero, y creo mucho en ti. Estoy seguro que podrás ayudarlo, y te obedecerá más a ti que a mí. Pero de nada sirve que sólo yo crea eso, tú también debes creer en ti.

– Bien maestro, entonces lo intentaré una y otra vez hasta que me obedezca, ¡Cuenta conmigo! – Responde Sid, muy animado...