martes, 15 de enero de 2013

2503


Aún no entiendo el motivo, pero desperté en una árida y desolada tierra, y en medio de la nada, donde a mi paso sólo escucho llantos, y puedo observar miseria y pobreza.

Mi reloj me indica que es mediodía, pero el cielo manifiesta un peculiar color rojo, como el del ocaso...
...No... era aún más intenso, como el color de la sangre. A la lejanía divisaba una gran torre, y decido dirigirme a ella, en búsqueda de una respuesta a mis interrogantes. Mientras camino y contemplo el desértico paisaje que se encuentra a mi alrededor, una lluvia de recuerdos invaden mi mente y comienzo a involucrarme con lo que estoy viendo, creyendo haber estado aquí antes. Pero nada es como recuerdo, donde alguna vez hubo frondosos bosques y vastos lagos de agua pura y cristalina, ahora solo hay tierra muerta y lagos contaminados.

Sigo en dirección a la torre, pero por más que camino, siento que nada avanzo y el calor es cada vez más insoportable.
Miro mi reloj, son las 8 de la tarde, he caminado 8 horas y aún sin llegar a mi destino, por otra parte, me doy ánimos pensando que ya pronto va a anochecer y este calor infernal se habrá disipado. Sediento y con mucha hambre, sigo el camino. Han pasado ya 2 horas, son las 10:00, pero no puedo decir "de la noche", ya que todavía no oscurece. El cielo sigue con aquel color carmesí y el calor no cesa. Desesperado por la sed y el hambre que siento, empiezo la búsqueda de algún lago donde pueda beber agua fresca, sin embargo, a mi paso sólo encuentro lagos totalmente contaminados, inclusive hay algunos del cual sale fuego de su interior. Al entender que toda búsqueda sería en vano, continuo con mi agotador camino, e introduzco las manos a los bolsillos de mi pantalón, donde encuentro dos cápsulas, una de ellas decía "agua" y la otra "comida". Sin pensarlo mucho me tomo ambas, y con eso, recupero en parte mis energías.

Ya es medianoche pero eso no influye en el cielo, imponiéndose la particular coloración que antes he mencionado. Finalmente llego a la torre, pero una fila de más de 1Km y con más de un millón de personas en ella, me obliga a detenerme. Totalmente desconcertado por todo lo que observé durante mi agotador trayecto hacia la torre, le pregunté a la última persona que se encuentra en la fila si acaso me encontraba en aquel infierno que solía escuchar cuando era pequeño, y aquella chica me responde que hasta el infierno podría ser un lugar más habitable que donde estamos ahora.

Sorprendido por su respuesta, le explico que hasta ayer me encontraba en el planeta tierra, en el año 2013, y a la vez, le pregunté si acaso había caído en otro planeta o encontraba en alguna otra dimensión. Al escuchar mis palabras, pude sentir como comprimió su ira, y me respondió de manera muy serena, casi inerte, que si soy de esa época, es mejor que guarde silencio, ya que mencionar esos años en esta fila es un tema tabú en la fila donde me encontraba. Luego agrega que nos encontramos 490 años después, que es el año 2503 y que todo lo que veo a mí alrededor es aquel hermoso planeta tierra, el mismo que mi generación comenzó a destruir...




Charles Wolfgang O'Donnell Vánagandr
15-Ene.-2013 

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