lunes, 17 de diciembre de 2012

Helena


Avanza Helena, hacia la cuna del amor
Menos por placer, más por imposición
Comienza a sentir en sus mejillas el rubor
Que del próximo hastío es premonición
Pero al menos el consuelo ha de quedar
Que pocas noches más tendrá esta sensación
Pues pronto aquél oficio ha de dejar
Y hará de su vida una canción.

El hombre de la corbata
Con voz de tierra mojada
Viene a encender la fogata
De las pasiones que no encuentra en su morada
Casi siempre el mismo atuendo
Pocas veces la misma cara
No acompañan a Helena sintiendo
Como su interior se descascara.
Llega Helena a la puerta
Su mano toca el pomo
Suspira con la boca entreabierta
Y avanza acopiando un poco de su aplomo
Dentro, el hombre de la corbata
La mira desde rostro desconocido
Con fuerza de titán le arrebata
Hecho jirones lo que fue su vestido
Mientras la mente de Helena
Intenta perderse en el olvido
Alejarse un poco de la pena
Y esperar a que el bruto embravecido
Se descargue de la mierda de su entrepierna

Ya pasado el primer embate
El hombre de la corbata descansa
Helena espera en un mundo aparte
Donde aquel bruto, su mente no alcanza
Pero el hombre de la corbata
Se vuelve a levantar
Y ante la indiferencia de Helena
Un arma asiste en desenfundar
Con una almohada ahoga el ruido
Para que no se escuche en vecindad
El disparo que no ha permitido
Que Helena llegue a conocer la felicidad

Un hilo de sangre, se cuela por su boca
Mientras la conciencia de helena por momentos se agudiza
Con ira observa al hombre de la corbata
Mientras su cuerpo aun es víctima cuando ella agoniza
Lágrimas y sangre se mezclan
Ambas tibias en su mejilla
El hombre de la corbata se marcha
Dejando un par de billetes en la silla
Lo que luego borrarán sus huellas como la escarcha….




José Millaqueo Lautraman

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