lunes, 5 de noviembre de 2012

El poder de seguir adelante (proyecto) Parte II


(...) Sid se dirigió al campo de entrenamiento con espada, y observó al muchacho entrenar. Después de 3 series de ataques con sus superpoderes, y viendo que no utilizaba técnicas, el pequeño empezó a hablar con él.

– Tu poder es grandioso, pero ¿no tienes técnicas de ataque?

– Yo te conozco, eres el rechazado, el protegido del maestro POC. Para que tú sepas, no necesito técnicas, eso es para la gente como tú, que no tiene superpoderes.

               A Sid le dio mucha rabia lo que el chico le dijo, pero se tranquilizó, porque a cada rato recordaba que su maestro confiaba en él para ayudar a ese insolente muchacho.

– ¿¡Ah, sí!? Para que tú sepas, el maestro POC, y el gran árbol me dijeron que yo sí tenía un poder, sólo falta que lo descubra. Además estoy seguro que una persona que sólo tiene técnicas como yo, puede derrotar a alguien que sólo lanza poderes como tú.

– ¿Quieres pelear? – Pregunta el muchacho, enfadado por lo que Sid le dijo.

– ¿Pelear? Esto sólo será como un juego para mí. – Le dijo Sid, aceptando el desafío.

El muchacho de la espada estaba furioso, y empezó a atacar a Sid con todas sus fuerzas, lanzándole todo los poderes que tenía. Sid esquivó los poderes con mucha facilidad, y se acercó al muchacho lo suficiente como para dejarlo sin movimientos y golpearlo suavemente en la cabeza con un palo.

– Admito que eres muy poderoso, pero si esta hubiera sido una pelea de verdad, ya estarías derrotado. El poder solo no sirve, debes mezclarlo con técnica para hacerte aún más fuerte. Además, cuando te vi entrenando, pude darme cuenta de dos cosas: la primera es que siempre tiras los poderes en el mismo orden, y la segunda, es que puedes sacar mucha ventaja de tus poderes, y en poco tiempo.
Otra cosa más, mi nombre es Sid, y no “Rechazado”, porque tengo la aceptación del Gran árbol y del maestro POC. Ellos confían en mí, pero me gustaría que tú también puedas confiar en que te puedo ayudar. 

– Discúlpame por ser tan grosero Sid. Mi nombre es Link. – Le responde el muchacho de la espada.

– No te preocupes Link, ya pasó. ¿Qué me dices entonces, te gustaría aprender técnicas de espada conmigo?

– Siempre pensé que el poder lo era todo, pero ahora me doy cuenta que las técnicas son muy importantes. Acepto, maestro, ayúdame con las técnicas por favor. – Responde Link, muy entusiasmado.

– No me llames maestro, porque todavía no lo soy. Sólo dime Sid, porque te quiero ayudar como alguien ayuda a un amigo. – Le dice Sid, mientras le da la mano.

– Está bien, amigo Sid. – Le dice Link mientras le estrecha la mano.

Sid y Link comenzaron a entrenar las técnicas, y a pesar que a Link le costaba mucho dominarlas, y en varias ocasiones quiso abandonar el entrenamiento, el pequeño Sid siempre le sonreía, y le daba ánimos para que siguiera intentándolo. Esas palabras siempre calmaban a Link, y Sid estaba feliz por haber forjado lazos de amistad con otra persona.

Una de las veces en que Link estaba triste por no resultarle una técnica muy difícil, y ahora sí había decidido dejar de entrenar, fue a ver a Sid, y observó el duro entrenamiento que tenía con el maestro POC. Quedó sorprendido, porque se dio cuenta que a Sid no siempre le resultaba fácil aprender nuevos movimientos, pero intentaba una y otra vez hasta que la técnica le resultaba, y en ese instante se dio cuenta del superpoder tenía.
“Si no puedo tener ese superpoder, me acercaré lo más que pueda a él.” Pensó Link, y siguió practicando las técnicas que Sid le había enseñado.

               Ya han pasado 4 años, y los muchachos se estaban graduando de la academia de superhéroes. Link aprendió muchas técnicas de espada y perfeccionó todos sus poderes, mientras que Sid, se convirtió en un maestro de las técnicas de espada, tan fuerte como el maestro POC, además de ser un experto con las estrategias de batalla.
En la graduación, Link obtuvo el 2do. lugar en toda la academia, y Sid el 1er. lugar. Sid aún no era aceptado por los habitantes del planeta, y a ellos, incluyendo al padre de Link, que era el máximo general de los superhéroes, no les pareció que un muchacho sin poderes obtuviera el primer lugar, humillando al pequeño en pleno acto. Sid no aceptó tanto rechazo, y se fue corriendo donde el Gran árbol sabio, donde escaló hasta la copa del árbol, se sentó y se puso a llorar...

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